San Juan Pablo II

San Juan Pablo II

martes, 11 de diciembre de 2012

El Redentor es el Corazón de su Iglesia


El Redentor es el Corazón de su Iglesia


El siguiente texto es traduccion del blog de Malini JPII Cafe:

En las secciones 7 a 12 de Redemptor Hominis, Juan Pablo II nos invita meditar sobre el Misterio de la Redención.  Muchos estudiosos  de JPII sostienen que los escritos del Papa son producto de su mente eslava.  El tiende a explorar los temas de una manera “circular”. Con esto queremos decir que JP2 nos ayuda a comprender un tema (la Redención en este caso) no de una manera lineal o analítica en una secuencia lógica desde el principio al fin,  sino mas bien a través de series de reflexiones sobre el tema, cada una desde un ángulo diferente una óptica diferente. Creo haber leído en algún lado que es como una manera de caminar alrededor de una escultura y examinar la totalidad desde varios ángulos….al final uno siente que conoce la escultura, aunque no la hubiese desmenuzado o examinado sus diversas piezas. En estas secciones, JP2 camina alrededor de la escultura más misteriosa y profunda,  el corazón mismo de la fe cristiana toda.   Se trata del Misterio de la Redención, que nos lleva a examinarlo desde diferentes ángulos.  Comencemos echándole un vistazo a la sección 7, donde JP2 observa la Redención desde el punto de vista de la Iglesia.

Hemos leído en el último post de  la Iglesia  como un “sacramento” de unión con Dios y de unión entre los hombres. En otras palabras, la misión de la Iglesia es realizar estos dos tipos de unión….llevar a la gente a Dios y promover amor y paz entre las personas. Naturalmente a este nivel hay una aceptación universal de estos objetivos y su legitimidad.  No obstante,  como todos sabemos al entrar en detalles acerca del modo exacto de cómo llevar a cabo la misión, pueden presentarse grandes divergencias aun dentro del ámbito de la misma parroquia, no digamos de toda la Iglesia Universal.  En esta sección Juan Pablo II  se abre camino entre todos esos ruidos y desacuerdos. Le pide a la Iglesia y a cada uno de nosotros retroceder un paso y pensar en todo aquello que nos une. Lo que nos une es el Corazón de Cristo, el amor de Cristo tal cual es revelado en el Misterio de la Redención.  Sin dudas el corazón de la Iglesia ES el Corazón de Jesús que vive y late, el mismo corazón que fue atravesado por el amor a nosotros. De esta manera desde el punto de vista de la Iglesia, el Misterio de la redención es la esencia y el centro de  su ser. Sin un permanente y claro enfoque en Cristo en el Misterio de Su Redencion, es fácil para aquellos en la Iglesia sentirse sobrecargados o perderse entre miles de iniciativas bien intencionadas. Necesitamos por lo tanto a nivel individual y comunitario “ tender constantemente a Aquel «que es la cabeza», a Aquel «de quien todo procede y para quien somos nosotros», a Aquel que es al mismo tiempo «el camino, la verdad» y «la resurrección y la vida», a Aquel que viéndolo nos muestra al Padre, a Aquel que debía irse de nosotros —se refiere a la muerte en Cruz y después a la Ascensión al cielo— para que el Abogado viniese a nosotros y siga viniendo constantemente como Espíritu de verdad.(RH7) Nótese que Juan Pablo II luego cita Lumen Gentium que ya hemos discutido pero con una leve variación en el lenguaje. Antes decía “la Iglesia es «sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano», ahora se asegura que notemos bien las primeras palabras de aquella cita en LG: . “La Iglesia es en Cristo como un «sacramento, o signo…etc” (RH7)  En otras palabras la Iglesia es lo que es solamente en y debido a su unión con Cristo, el Redentor.

Habiendo establecido el misterio Redentor de Cristo como centro de la existencia de la Iglesia, Juan Pablo II nos recuerda que la forma de mantener al Redentor constantemente en el centro de su actividad es a través de la Liturgia.  Por medio de su Palabra, que nos llama a la reflexión  y a través de Su Cuerpo y Su Sangre, que la alimentan a diario.  Palabra y Eucaristía, este es el curso de la Misa – que debiera ser siempre el centro radiante de la vida de la Iglesia y la vida de todos los Cristianos.  En la era del post Vaticano II en que por los providenciales dones del Espíritu los laicos contribuyen al dinamismo de la Iglesia mediante tantos y tan profundos maneras invisibles….puede presentársenos la idea de dejarnos llevar por nuestras propias acciones e ideas….quizás olvidando el centro de todo, el Corazón de Cristo que lo llevó a sacrificar Su vida por el hombre, el mismo Corazón que viene a visitarnos con su insondable amor en cada Misa. “La Iglesia vive su misterio, lo alcanza sin cansarse nunca y busca continuamente los caminos para acercar este misterio de su Maestro y Señor al género humano…”(RH7)


Abreviando entonces, el primer ángulo desde el cual miramos el Misterio de la redención es el de la Iglesia. Y desde este ángulo, vemos que la redención es la vida misma de la Iglesia, así como lo es el corazón para la vida de un cuerpo. El misterio Pascual de Cristo, perpetuado para todas las épocas por medio de la Misa y la eucaristía, debe permanecer siempre en el centro de la vida de la Iglesia. Es solo en este sacrificio de vida que encontrará alimento para su camino y es solo por medio de esta unión con su Señor que podrá seguir guiando los senderos de la historia, mientras sigue predicando a Cristo a todos los hombres.